Columna de Opinión: ¿Quién cuida a quienes nos cuidaron?

Vivimos en una sociedad que envejece a pasos acelerados. Las cifras son claras: cada vez nacen menos personas y, gracias a los avances en salud, la esperanza de vida ha aumentado considerablemente. Nos encontramos hoy frente a una pirámide demográfica invertida. Pero más allá de los datos estadísticos, debemos hacernos una pregunta fundamental: ¿en qué condiciones estamos llegando a la tercera edad?

Hablar de envejecimiento activo y saludable se ha convertido en un ideal social. Se promueve la prevención, el autocuidado, la actividad física y mental, pero ¿qué ocurre cuando la realidad no permite alcanzar estos objetivos? ¿Qué pasa con aquellas personas mayores que, producto de enfermedades crónicas, discapacidades o simplemente del paso natural del tiempo, requieren apoyo constante en su vida diaria?

Aquí es donde emerge una problemática muchas veces invisibilizada: la de los cuidados no profesionales.

En la mayoría de los hogares, los adultos mayores en situación de dependencia están al cuidado de familiares, en su mayoría mujeres, muchas de ellas también mayores-, que asumen este rol sin preparación formal, sin redes de apoyo y en ocasiones, dejando de lado su propio bienestar físico, emocional y económico.

Mientras tanto, los centros de larga estadía para personas mayores siguen siendo estigmatizados, señalados por antiguos paradigmas que los asocian al abandono. A esto se suma el alto costo económico que implica acceder a una residencia privada con estándares de calidad. Todo esto hace que el cuidado en el hogar siga siendo la única opción para muchas familias, aun cuando no cuenten con los recursos, el tiempo o la formación necesaria.

En este escenario, el rol de nuestros técnicos en enfermería se vuelve crucial, con formación en el ámbito de la salud, tienen la capacidad de brindar cuidados integrales, seguros y humanizados. Sin embargo, ante el envejecimiento de la población, es fundamental que cuenten además con una especialización certificada en cuidados para el adulto mayores, certificación que acompaña a su título de Técnico de Nivel Superior en Enfermería.

Esta certificación adicional no es sólo un plus académico, sino una respuesta concreta a una necesidad social urgente. Permite formar técnicos con herramientas específicas para abordar el envejecimiento desde una perspectiva integral: comprendiendo las particularidades físicas, cognitivas, sociales y emocionales de esta etapa de la vida. Técnicos que saben cómo actuar frente a una crisis de salud, pero también cómo acompañar con respeto y empatía el proceso de envejecer.

Además, esta formación fortalece el vínculo entre los técnicos en enfermería y los centros de larga estadía, hogares, programas comunitarios y redes de atención domiciliaria. Aporta calidad y confianza a las familias que requieren apoyo para el cuidado de sus seres queridos, y abre también un campo laboral en crecimiento que necesita técnicos capacitados y comprometidos.

Como Centro de Formación Técnica, tenemos el deber y el compromiso de ofrecer a nuestros estudiantes no sólo un título, sino una verdadera vocación de servicio. Formar técnicos en enfermería con certificación en cuidados al adulto mayor es apostar por una sociedad más justa, que reconoce el valor y la dignidad de todas las etapas de la vida.

Porque envejecer no debe ser sinónimo de deterioro, abandono o soledad. Debe ser una etapa acompañada

por personas preparadas, humanas, empáticas. Personas capaces de cuidar a quienes ya nos cuidaron.

Nicole Améstica Oyarzún, Coordinadora de Carrera Técnico de Nivel Superior en Enfermería del CFT de Magallanes

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