Al describir Tierra del Fuego, resulta ser un territorio de diversidad y resiliencia. Una zona austral marcada por riqueza cultural y humana, pero también por desafíos de conectividad donde las limitaciones en el acceso a servicios especializados amplían brechas en la vida fueguina.
En este contexto, la educación emerge como una herramienta transformadora para abrir horizontes, generar nuevas habilidades, y, sobre todo, asegurar que nadie quede atrás.
Hace unos días se conmemoró el Día Internacional de la Lengua de Señas, cuyo objetivo es apoyar y proteger la identidad lingüística y la diversidad cultural de todas las personas con discapacidad auditiva y otros usuarios de la lengua de señas. Esta efeméride nos invita a reflexionar sobre el valor de la comunicación como un derecho humano fundamental, la necesidad de eliminar las barreras comunicacionales, y la importancia de avanzar hacia una sociedad que no sólo tolere, sino que promueva la diversidad como riqueza.
Atendiendo lo anterior, nuestro CFT incorporó a la malla curricular de la carrera Técnico de Nivel Superior en Párvulo mención Inclusión, una certificación intermedia en lengua de señas, a la que pueden acceder los y las estudiantes que aprueben satisfactoriamente los módulos del tercer semestre de la carrera.
Ello da muestra que como Institución de Educación Superior, nuestro compromiso va más allá de entregar herramientas para que nuestros egresados y egresadas sean capaces de desenvolverse adecuadamente en el mundo laboral, sino que entendemos y asumimos la responsabilidad de formar técnicos y técnicas que aporten con sus conocimientos, pero que a la vez asuman el rol de ser agentes de cambio comprometidos con su comunidad, y en este caso en particular, capaces de transformar realidades desde la primera infancia. Hombres y mujeres desde su quehacer, fomenten una cultura donde todas y todos se sientan incluidos, y avancemos hacia una transformación social.
A partir de lo anterior, se renueva también el compromiso con una educación que abraza la diversidad, que derriba barreras comunicacionales, porque hablar de inclusión es hablar de justicia, derechos y de futuro. Cuando una persona no puede aprender tempranamente la lengua de señas, que es su lengua materna, se perpetua la brecha y la desigualdad de las personas con discapacidad auditiva, y su integración a la sociedad y al ejercicio del derecho a la lengua. Es por ello que el acceso temprano a la lengua de señas es vital para el crecimiento y el desarrollo de las personas sordas y decisivo para el logro de los objetivos de desarrollo de los territorios.
Bethsabel Ávila Ávila, Coordinadora Unidad de Género e Inclusión CFT de Magallanes