Columna de Opinión: Día de la Antártica Chilena

El pasado 6 de noviembre, se celebró el Día de la Antártica Chilena. Su conmemoración marcó también el inicio de una serie de actividades de tipo científico-tecnológico y lanzamiento de estrategias, tales como el Plan Estratégico Antártico, que busca reafirmar nuestra soberanía sobre suelo antártico y generar instancias de colaboración internacional.

La Antártica, desde su descubrimiento ha despertado una tremenda curiosidad pues alberga una biodiversidad única y frágil, una flora y fauna característica y diversa, una irregular geografía y gran importancia en la geología; llevándose a cabo en este lugar constantemente diferentes investigaciones científicas por parte de la comunidad internacional Antártica.

Inclusive en los tiempos modernos de hoy, en donde aspectos claves como la aislación térmica y la nutrición han sido dominadas en la exploración moderna y no constituyen una amenaza como antaño, la naturaleza indómita, las grandes extensiones de territorio, las bajas temperaturas, lo impredecible del clima y finalmente, aspectos humanos como la melancolía y nostalgia, añaden una dificultad adicional al desempeño profesional.

Considerando lo anteriormente señalado, es imposible no recordar la dedicación y valentía de quienes, en los alrededores de 1900 se lanzaron a la exploración Antártica sin los medios tecnológicos de hoy. A pesar de la tremenda incertidumbre, la dedicación y la fe en su propósito motivaron su viaje a lo desconocido, en un ambiente hostil. Apsley-Cherry Garrard, miembro de la expedición del Terra Nova describió el tremendo sacrificio físico y mental en su libro “The Worst Journey in the World”, en donde en pleno invierno antártico viajaron junto a otros dos compañeros, al cabo Crozier, a recolectar huevos de pingüino emperador para su estudio. Esa hazaña le costó al autor su salud y años de estrés postraumático. El Dr. Edward Wilson, jefe científico de la expedición, al volver del Polo Sur ya vencidos en la carrera por el noruego Roald Admunsen, siguió recolectando especímenes geográficos y dibujando fervorosamente la geografía local. Murió junto a Scott y Bowers, de cansancio y desnutrición a sólo 18 km de un depósito de provisiones, en el viaje de regreso. A pesar de estas tragedias, la expedición del Terra Nova trajo de regreso más de 2000 muestras vegetales, animales y geológicas.

Finalmente, estas condiciones adversas también destacan lo mejor de la condición humana. Tom Crean, irlandés de humildes orígenes, caminó 60 kilómetros en 18 horas, en adverso clima y terreno, con nada más que dos galletas secas en el bolsillo, para dar aviso y pedir rescate por dos compañeros. Mas tarde, en la expedición Trans-Antártica, Crean fue uno de los marinos que cruzó 1500 kilómetros junto a Shackleton, en el pequeño bote James Caird, para rescatar a la tripulación varada del Endurance. La leyenda es que Crean cantó alegremente durante los 17 días del cruce. Más tarde en su vida y sufriendo ostracismo en su Irlanda natal por su servicio en la Marina Real, Crean se convirtió en el feliz dueño de una posada y pub, el cual llamo el “South Pole Inn”. Como CFT de Magallanes y la Antártica Chilena, reconocemos la entrega y dedicación de quienes nos precedieron en este territorio tan valioso como apartado, a quienes debemos varios de los importantes los logros científicos en la actualidad. Asimismo, saludamos a todos y todas nuestras compatriotas que desempeñan labores en territorio Antártico. Que las hazañas de los antiguos exploradores les sirvan de inspiración en sus labores.

Luis Barrientos Saldivia, Subdirector de Sede CFT de Magallanes

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